Hashtag Revolución: Las redes sociales contra Maduro

En un capítulo que parece sacado de las páginas de «1984» de George Orwell, Venezuela está viviendo su propia distopía tecnológica. El concepto del Gran Hermano, ese ojo omnipresente que todo lo ve y todo lo controla, ha cobrado una nueva y perturbadora relevancia en la era digital venezolana. Orwell imaginó un mundo donde la privacidad era un lujo olvidado y el Estado mantenía un control absoluto sobre la información y las vidas de sus ciudadanos. Hoy, en las calles de Caracas y en todo el país, esa ficción parece estar cobrando vida, pero con un giro inesperado: el régimen de Nicolás Maduro, en su afán por mantener el control, se enfrenta a un adversario que ni siquiera Winston Smith, el protagonista de «1984», pudo imaginar: las redes sociales y la tecnología descentralizada.

“Su mente se deslizó por el laberíntico mundo del doblepensar. Saber y no saber, hallarse consciente de lo que es realmente verdad mientras se dicen mentiras cuidadosamente elaboradas, sostener simultáneamente dos opiniones sabiendo que son contradictorias y creer sin embargo en ambas; emplear la lógica contra la lógica”.

George Orwell. 1984

El Gran Hermano de Orwell utilizaba telepantallas para vigilar a la población, pero Maduro se encuentra en una lucha contra plataformas globales que escapan a su control directo. Esta ironía no escapa a los venezolanos, que han convertido las mismas herramientas que el gobierno teme en sus aliados contra la opresión. WhatsApp, Twitter (ahora X), YouTube, Tik Tok e Instagram se han transformado en los nuevos campos de batalla donde se libra una guerra de información y resistencia.

 

La vigilancia y el control social, temas centrales en la obra de Orwell, adquieren una nueva dimensión en la Venezuela actual. El gobierno intenta implementar sistemas de monitoreo digital y restricciones al acceso a internet, reminiscentes del Ministerio de la Verdad orwelliano. Sin embargo, a diferencia de la sociedad sometida de «1984», los venezolanos han desarrollado una resiliencia digital, encontrando formas creativas de evadir la censura y mantener abiertas las líneas de comunicación.

 

WhatsApp: El mensajero rebelde

Maduro y WhatsApp tienen una relación más complicada que un estado de Facebook. El gobierno ha intentado bloquear la app, alegando que es un nido de conspiraciones. Pero los venezolanos, más astutos que Houdini, encuentran formas de burlar las restricciones. Es como si cada venezolano fuera un hacker en potencia.

 

Maduro ha lanzado graves acusaciones contra WhatsApp, afirmando que la plataforma habría entregado “toda la base de datos” de usuarios venezolanos a los líderes de la oposición, Edmundo González Urrutia y María Corina Machado. Por lo que hizo un llamado a los venezolanos a dejar de utilizar «voluntariamente» esta aplicación de mensajería.

Maduro vs. Musk: La batalla espacial X

La confrontación entre Maduro y Elon Musk por X (antes Twitter) parece sacada de una película de ciencia ficción de bajo presupuesto. Maduro acusa a Musk de querer derrocarlo con tweets, mientras Musk probablemente está más preocupado por colonizar Marte. Es como David contra Goliat, pero con memes y hashtags.

 

El 8 de agosto, Maduro anunció el bloqueo de la red social X, durante 10 días en todo el territorio venezolano, acusando a las redes sociales de ser cómplices y actores en la crisis política para «llenar de odio, dividir y justificar la violencia en Venezuela».

 

Tik Tok y la guerra civil

Durante un discurso, Maduro no dudó en simular un ataque directo a la plataforma Tik Tok, acusándola de fomentar una «guerra civil» y de ser cómplice de quienes critican su gobierno. Esta reacción no es casual; TikTok, que había sido utilizado por el régimen como una herramienta para atraer al electorado joven, ahora se convierte en un blanco de su ira tras la suspensión temporal de su cuenta. La ironía es palpable: el mismo presidente que buscaba conquistar a los jóvenes a través de videos virales y contenido atractivo ahora se siente amenazado por la misma plataforma que ayudó a popularizar.

 

Maduro reprochó que TikTok haya permitido la transmisión de las protestas a consecuencia de las elecciones del 28 de julio en Venezuela: «Quiero decirles a los bandidos e inmorales de TikTok que los hechos de violencia vienen de ustedes”. Todo esto después que la plataforma le suspendió su cuenta hasta el 19 de agosto.

YouTube le da ‘dislike’ a «Con el Mazo Dando»

Imaginen la cara de Diosdado Cabello cuando YouTube decidió cancelar su programa «Con el Mazo Dando». Fue como si le hubieran quitado el micrófono a un karaoke. El gobierno gritó «censura», pero YouTube simplemente aplicó sus políticas contra la desinformación. Quién diría que fact-checking sería considerado un acto revolucionario.

 

Instagram: Filtrando la realidad chavista

Instagram, la red donde todo se ve bonito con el filtro adecuado, ha sido otro campo de batalla. El gobierno intenta mostrar una Venezuela de ensueño, pero los usuarios comparten la cruda realidad. Es como si Instagram fuera el espejo mágico que se niega a decir que el régimen es «el más bello del reino”.

 

Ya hemos visto la operación “tun tun” transmitida en un live de instagram por la propia líder regional del partido Vente Venezuela  María Oropeza mientras era arbitrariamente detenida sin una orden judicial.

 

Y el Streming que…

Maduro también ha bloqueado el acceso a servicios de entretenimiento como son Disney+ y Max (HBO), a quien el mandatario ha calificado como un «golpe de Estado cibernético».

 

Un marco regulatorio orwelliano

El gobierno de Maduro ha decidido implementar un paquete de leyes que busca regular las redes sociales, argumentando que estas son un vehículo para la difusión de «odio» y «fascismo». Sin embargo, muchos ven esto como un intento de silenciar las voces disidentes y controlar la información que circula en el país. La propuesta de crear un marco regulatorio para las redes sociales, presentada por Jorge Rodríguez, presidente de la Asamblea Nacional, es una clara señal de que el régimen está dispuesto a ir más allá para mantener su poder. 

 

A medida que el régimen intensifica su control sobre el espacio digital, la lucha por la libertad de expresión se vuelve más crucial que nunca. Los venezolanos están demostrando una notable resiliencia, utilizando herramientas como VPNs y aplicaciones alternativas para eludir la censura y mantener viva la llama de la protesta. En este sentido, las redes sociales no solo son un medio de comunicación, sino un símbolo de resistencia frente a un régimen que busca acallar cualquier forma de disidencia. La batalla por el control de la narrativa en Venezuela está lejos de terminar, y las redes sociales seguirán siendo un campo de lucha vital en esta contienda.

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